jueves, 15 de noviembre de 2012

Marruecos al natural. 4ª parte y final.


               Con este relato concluyo nuestra experiencia vivida en este viaje. El recorrido previsto para los próximos días partirá de Merzouga para finalizar en Beni Mellal y de ahí hacia Tanger. En el desierto dejamos buenos amigos.


                Nuestro primer destino de la mañana será la zona de las gargantas. Durante el trayecto hemos podido disfrutar de magnífica vistas como las de este poblado Bereber en Tinejdad.


           Como os dije con anterioridad debemos tener presente al diseñar las rutas diarias que los kilómetros no van ecuánimes, como nosotros lo entendemos, con los tiempos invertidos. Tras un buen rato conduciendo alcanzamos el pueblo de Tinerhir desde donde comienza la Garganta del Todra. Conforme avanzamos el cañón se va haciendo más angosto con espacio tan solo para el Río Todra y el camino para circular.


                  Justo antes de abrirse la garganta podemos encontrar algunos alojamiento a los cuales se acceso por un pequeño puente sobre el río. También los consabidos puestos de recuerdos que este caso alteran la monotonía de color de las moles de roca.


                   Al final del día llegamos a Keela M'gouna donde pasaríamos la noche en la “Kasbah Itran”. Lugar tranquilo donde el tiempo no avanza, donde tomar un te es algo más que un ritual, una cortesía. Es verdaderamente un placer.  



                    En algunas ocasiones los pájaros se acercaban a por las miguitas caídas.

Escribano sahariano, Emberiza striolata
                 Antes de adentrarnos en el Alto Atlas hemos pasado la noche en Demnate. Allí hemos podido ver al Bulbul naranjero, Pycnonotus barbatus y a la Chova piquirroja, Pyrrhocorax pyrrhocorax.


                                                               
                     Emprendemos la marcha. Los caminos no permiten avanzar con velocidad. En mayoría de los tramos previstos para cada día la media no supera los 25 o 30 kilómetros por hora. Por otro lado ello nos permite disfrutar de algunos espectáculos naturales.


                   La fiesta del cordero se va a celebrar en un par de días por lo que el bullicio en los poblados es superior a lo habitual. Desorden y caos reinan en las callejuelas en un vorágine de compras mientras intentamos atravesar el poblado de Taban en el valle de ait Bouguemez, no con poca dificultad. En este valle uno no tiene la sensación de estar solo o aislado, un rosario de pequeños poblados nos acompañan durante nuestro devenir por estas pistas.


                     En algunos poblados más deteriorados se pueden localizar lo que entonces sería el granero comunitario o “Igrhem”, hoy de sustento para un nido de Cigüeña Blanca, Ciconia ciconia.


                  Como verdaderos nómadas pero inquietos, cada día cambiamos de alojamiento. En nuestros desplazamientos hemos llegado al poblado de Ibakliwine. Quizás uno de los asentamientos más espectaculares.


                  ¡Como no podía faltar su “Igrhem”!. En este caso aún en funcionamiento.


                      Paseando por sus callejuelas, por supuesto de tierra, nos encontramos con los frutos de la recogida de la cosecha que aportan un tono de color  ante tanta uniformidad.



                  Aquí nos llevaríamos una sorpresa inesperada. En la parte alta del pueblo, en lo que podrían ser secaderos para las cosechas, localizamos unas “Icnitas” muy bien conservadas. En este caso se podía observar en caminar de un Diplodocus y de un Velociraptor.

Diplodocus
Velociraptor
                      Una de nuestra últimas noches, pernoctamos a más de 1600 metros de altitud en una “Gite D'tape”. Alojamiento éstos muy utilizados en los pueblos o aldeas del interior. Confortables y se comen bien. Además tuvimos la suerte que nos mostraron por dentro un Igrhem restaurado pero que data de 300 años atrás. Un experiencia inolvidable.


                      Cumpliendo con los objetivos marcados en el viaje, alcanzamos en mitad de ninguna parte, la famosa “Catedral”. Mole de piedra gigantesca con una configuración particular.



                          A su pies discurre un río con abundante caudal.


                       Nuestro destino final se encuentra en Azilal. Allí estamos invitados por Mustapha, amigo de Chema y Chari y a su vez experto guía de montaña y de Montanbike, a pasar la noche en su casa y compartir con él la fiesta del cordero. Imborrables e inolvidables las escenas compartidas con él y su familia. El viaje está finalizando y el colofón al mismo lo ponemos visitando las Cascadas de Ouzoud.



                       La última noche la pasamos en Beni Mellal como aproximación antes de llegar a Tanger y dar por finalizado nuestro viaje. En esta ocasión el grupo ha estado conformado por, Chari Braza, Sandra Ramchandani, Luis 
Escribano, Chema Lubián y José María Zapata.  
De izquierda a derecha: Luis, Sandra, Chari  y Zapa.

                      
                       Para finalizar agradezco sinceramente el esfuerzo realizado a mi amigo Chema, nuestro magnífico guía, del que sé que su única preocupación era que todo saliese bien durante el viaje y por supuesto a Chari, encargada de la logística.

                       TAN SOLO PUEDO DECIR QUE  NO VEO EL MOMENTO DE REGRESAR




domingo, 11 de noviembre de 2012

MARRUECOS AL NATURAL. 3ª parte


                             El día ha comenzado a las 5 de la mañana. Nos hemos desplazados hasta unas dunas altas para poder ver el amanecer.



                       Con la llegada de la luz se han asustado en grupo de más 20 Cuervos desertícolas, Corvus ruficollis, de los que tan solo pudimos testimoniar su presencia por los rastos dejados.


                     Tras este comienzo de jornada, nos adentramos en otro tipo de desierto pedregoso y árido  "La Hammada". Aquí la vida está diseñada para especie muy adpatadas y entre ellas incluimos al hombre.



              Tras algunos kilómetros y una temperatura aceptable comenzamos a ver los primeros arbustos,


                       Sobre ellos también los primeros moradores que observados, Alcaudón meridional, Lanius meridionalis subesp. elegans.

                    
                     Aproximándonos al primeros de los Oasis, encontramos una familia seminómada. Además de la Haima, donde desarrollan practicamente todas sus actividades poseen unas pequeñas construciones para el ganado y enseres.


                  Ni que decir tiene el grado de hospitalidad manisfestado, en el más amplio sentido de la palabra.


                    Tras un te moruno con frutos secos y pastas continuamos el viaje. Hay que tener en cuenta que las distancias durante algunas de las jornadas realizadas son cortas pero la duración en tiempo es enorme.  Pronto alcanzanmos un Oasis y el paisaje cambia totalmente. A pesar de la fecha y de no haber llovio desde el invierno pasado, y me refiero a llover al deshielo de las montañas, el agua es relativamente abundante.


   
                         Aquí conseguimos localizar algunas especies características de la zona como la Collalba desertica, Oenanthe deserti,


                      Curruca de Tristan o desertícola, Sylvia deserti,


                         Poco después reanudamos el camino. En esta ocasión a través del lecho de un río donde el agua, sorprendentemente, se encuentra casi a ras de la superficie, pudiendo localizar pozos con niveles freáticos altísimos para la zona y época del año.


                       En los alrededores de estos afloramientos de agua pudimos ver la Terrera desertícola, Ammomanes deserti


                           Igualmente, y como si se tratase de una columna vertebral de un antiguo lecho de un río, encontramos un cantera de varios cientos de metros en la que se podían observar Orthoceras,  nautilus cephalópodos fosilizados sobre roca del período Ordovicico. En esta época, 2º período del Palezoico, hace unos 450 millones de años, aún no existían animales en tierra firme dado que la atmósfera no era todavía apropiada.


                   Ya de regreso al alojamiento pudimos pasar por un pequeño asentamiento próximo a las dunas pero integrado en un oasis.



                     Aunque más impresionante fue resultó Kasbah.


             Con el sol desapareciendo entre las montañas concluimos con nuestro recorrido de hoy.


viernes, 9 de noviembre de 2012

MARRUECOS AL NATURAL. 2ª parte

                         Una vez desayunados nos ponemos de nuevo en marcha. Este viaje va tener un carácter marcadamente nómada. El día de hoy lo vamos a dedicar a desplazarnos hasta Merzouga, al pie de Erg Chebbi, donde permaneceremos dos noches. En nuestro largo recorrido nos encontarmos con el bosque de Cedros, Cedrus atlantica. Aquí hemos realizado una parada en busca de algunas especies de aves y para ver el centenario "Cedro Gourad", ahora tan solo testimonio de lo que tuvo que ser. Este bosque está salpicado de pequeños valles sin árboles de apariencia nórdica. Ni que decir tiene que esta comparación que totalmente justificada en cuanto comienzan a caer la primeras nevadas.



                        Nada más bajar del coche, lo primero que nos llama la atención son los Macacos de Berbería, Macaca sylvanus. Deambulan por los tejados de los quioscos de regalos y pero sobre todo por los árboles. Ésta especie se encuentra en franca regresión. Su población en este bosque no es muy abundante.




                           De entre las aves a destacar observamos al Pinzón común, Fringuilla coelebs subesp. africana


                       Carboneros comunes, Parus major, Agateadores comunes, Certhia brachydactyla o Herrerillos comunes Cyanistes caeruleus subesp. ultramarinus. Otro paseriforme fácil de ver y fotografiar es el Trepador azul, Sitta europaea.



                     Tras un tentenpié continuamos viaje directos hacia el sur. Al llegar a Midelt tuvimos que realizar una parada técnica, hecho que nos permitió pasear hasta una Kasbak antigua aún colonizada. Con el correspondiente permiso de los moradores nos adentramos por los pasadizos de estas sorprendentes construcciones, básicamente de adobe y paja. Vigas de madera sujetan los techos de cañas sobre los cuales vuelcan dicha argamasa para hacer practicables los suelos superiores.


                 Tan solo algunas las paredes que rodean estas pequeñas fortificaciones poseen unos ventanucos.



                Tras la puesta en marcha, no realizaríamos más paradas hasta llegar a nuestro alojamiento un par de kilómetros antes de Merzouga. Se trata de una Kasbah de reciente construcción, Ksar Merzouga con absoluto encanto, exquisito trato y al pie de las dunas y me refiero a que éstas empiezan en la puerta del propio comedor. Tras descargar los bartulos tan solo nos dió tiempo de capturar la caida de la tarde.


                      Mañana nos espera un día largo, oasis, nómadas, fósiles, poblados, pájaros y por supuesto el amanecer en las dunas.